Andar en tren es de lo mejor...
dice el antiguo adagio. Y vaya qué sabiduría.
Soy hijo y nieto y hermano de ferroviarios.
La línea férrea es parte de mi esencia y los recuerdos de extensos viajes hacia Santiago en el zeta, en las locomotoras de antaño y en los más variados horarios no pueden quedar en el olvido.
Paisajes asombrosos y el deleitante paseo de contar los postes o ver al vendedor de confites o los típicos mareos de niño, pertenecen a la memoria colectiva de nuestro pueblo.
Todo esto a propósito de la inauguración del nuevo metrotren merval.
El sábado tuve el privilegio de apretar el botoncito verde y ver que muchos no se bajaron en el terminal de El Belloto, aprovechando viajar de vuelta a Valaparaìso. Y uno que otro colado que no sabía que debía pagar $ 600. Còmodos, rápidos (35 minutos Belloto-Barón) , limpios, modernos. Unico detalle: no tienen baños.
Pero bien valió la pena la espera.
Aunque aquellos que viven en Valencia, Rumié, Concepción sólo lo vean pasar por su ventana.
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