jueves, noviembre 17, 2005
Cuando algo vale la pena
Recibí un comentario entre los artículos redactados la semana pasada que me dejó gratamente sorprendido.
Un alumno de nuestro colegio reflexionando sobre su experiencia rural.
Creo que definitivamente nuestra educación tiene que ser más auténtica y radical. No menos exigente ni menos profunda, sino más coherente con el tipo de alumno que queremos formar. O sea el alumno integral. Experiencias solidarias, salidas a terreno, contacto con la realidad nos van a permitir jóvenes más sensibles, más críticos, más generosos. No basta con encerrarlos en una sala y hablarles de solidaridad y del Padre Champagnat o el Padre Hurtado. Hay que dar otro paso.
Quiero que lean este artículo y lo reproduzco completo, en el link inferior.
Juzguen ustedes, y díganme si están o no de acuerdo.
Reflexión sobre mi experiencia rural
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