jueves, octubre 12, 2006


Germán Chaves es un hermano marista que tuve el privilegio de conocer hace ya casi diez años. Lo conocí en un retiro espiritual. Cantaba con una voz bajita e irradiaba una tremenda paz interior y espiritualidad que me asombró desde el instante que le escuché hablar. Hoy parte al otro lado del mundo, al continente africano a servir en medio de la indigencia y las guerras étnicas. Un misionero más para el mundo. He tenido la ocasión de conocer al Hno. Fernando que también estuvo en Africa. Al Hno. Germán , una semana antes de irse, pude decirle unas cuantas palabras de cariño y gratitud. Pero lo que me anima a escribir estas palabras estuvo en la carta que le dejé y que contenía un título que para mí con el tiempo se ha hecho muy significativo: tierra sagrada. Con los años te das cuenta que has conocido a personas importantes y significativas. El Hno. Germán es uno de ellos. Por eso el texto decía que mientras hubiese existido entre ambos un vínculo de afecto , al igual que aquellos amigos que se habían encontrado después de mucho tiempo en una oficina y ambos se sentaron y sólo se miraron y se apreciaron sin decir palabras y que la sola presencia del otro era importante , sabiendo además, que talvez pasara mucho tiempo antes de volver a encontrarse, hacían de ese momento y de todo tiempo futuro un espacio entre ambos denominado tierra sagrada, porque entendían que ese vínculo no se rompería jamás y que entre ambos quedaba sentado el verdadero significado de comunidad. Ni la lejanía ni los avatares del tiempo podían romper ese lazo. Hoy , desde kilómetros indefinidos, siento que el Hno. Germán es parte de mí. Hay una huella, un fragmento de su ser en mí que no puede ser destruido por ningún elemento ni acción del tiempo.

1 comentario:

Matilde dijo...

El hermano Germán hoy está en La Habana, Cuba, sigue teniendo esa bella mirada transparente y sigue cantando bajito