Mirando por la ventana

En el segundo piso de mi casa , hay un par de ventanales que tienen una vista deliciosa, por decirlo de algún modo. Una vista que permite apreciar muchos objetos, entre ellos gran cantidad de eucaliptus y un peumo de dimensiones gigantescas. Creo que los peumos demoran más de treinta años en alcanzar un tamaño respetable. Por eso lo admiro y lo contemplo cada vez que puedo. Hoy , en la tarde, mientras mis hijos hacían sus deberes escolares , me senté frente al ventanal y coloqué un CD de Enya, para mí una cantante privilegiada y una voz que invita a la contemplación. Aunque haya quienes digan que pertenece al New Age, y que ese sólo motivo la haga reprochable !?. En lo personal , eso no me interesa.
Recuerdo que hace unos 12 años sus canciones nos servían de inspiración para jornadas de reflexión y contemplación. Sadhanas al estilo de Anthony de Mello (otro reprochable, según algunos), pero que permitían apreciar la vida y el entorno con otra mirada. Una mirada más lúcida y penetrante.
Hoy, mientras escuchaba a Enya y miraba por la ventana veo que hay ciertos aspectos de la vida que no deben alterarse y que en nuestro recorrido, que no es otra cosa que la vida misma, mientras más avanzan los años uno intenta ahondar en ciertos principios y al mismo tiempo compartir más con los seres que aprecia y quiere. Tal vez en esto último deba dar pasos más concretos, y hablo de los amigos y hablo de nuestros más íntimos: aquellos que rodean mi círculo familiar. Hay cosas que no cambian, y que están siempre. Peor a veces, las olvidamos porque parecen obvias. Esan son las esenciales, como dice Silvio Rodríguez.